Ana Bernal Triviño*
Público es
Siempre dicen que los bulos y esas cosas no son tan graves. ¿Seguro que no? Pues casi todo lo que ha ocurrido estos días con la DANA ha sido resultado de la desinformación.
La raíz. Todo hubiese sido muy diferente de no haber tenido años de negacionismo climático. La tormenta y la inundación no se pueden evitar pero prevenir la tragedia de las muertes, sí. Ahora sabemos que ya en 2009 se presentó un estudio de recuperación del cauce del barranco del Poyo y que se dejó al lado por lo que costaba. Se entiende cuando solo dos años antes, Rajoy, como presidente, negaba el cambio climático y ponía de experto a su primo. Eso sí. Unos años después, en cambio, en la comunidad tenían el aeropuerto de Castellón que fue dinero tirado. Y en tiempo más reciente ya sabemos que parte de ese negacionismo está sentado como diputados valencianos en su parlamento.
Las alertas. Esto deriva de lo anterior. Si el cambio climático se ha negado, relativizado o tomando incluso a cachondeo, ¿cómo se van a tomar las administraciones en serio los avisos o incluso las advertencias de expertos años antes? De ahí la construcción de casas en zonas inundables, de ahí empresarios que te obliguen a ir a trabajar con una alerta, de ahí los planes de respuesta insuficientes o de ahí que la Generalitat tardara doce horas en alertar a toda la población. Considerar que el clima es un asunto menor lleva a relativizar avisos incluso de la misma AEMET, que los hizo los días 23, 24, 25, 26, 27, 28 y el mismo 29 de octubre a primera hora de la mañana. Así lo que debería ser una prioridad política, queda relegada a lo mínimo, y en parte invisible de programas de actuación.
Las competencias. El precio de hablar de dictadura, de desinformar por partidismo o de cuestionar la política, día tras día, lleva a que una parte de la sociedad a veces no sepa de qué se habla. Obvio que quien tiene muertos, sin casa, sin alumbrado, con mal olor, sin gas, con el fango hasta arriba… le importa un pimiento este tema de competencias y quiere urgente lo que necesita, lo mínimo para vivir. Pero el resto de la población que no vive eso y el periodismo, sí. Hay una deficiencia en conocer nuestra democracia, las autonomías y de la estructura del Estado. Esa falta de información produce un debate inútil y ruido. Las comunidades asumen las competencias de emergencias por ley y mientras estas no den un paso al nivel 3 significa que entienden que no están desbordadas y que pueden hacerlo con colaboración de otras administraciones. Y si se ve que este sistema no es eficaz hablemos ya de crear mecanismos urgentes de respuesta más flexibles.
Hablamos de las administraciones pero si hacemos un poquito de memoria tendríamos que preguntarnos si la justicia estuvo a la altura no hace mucho y las consecuencias que produce. Y me refiero a aquella sentencia del Tribunal Constitucional que declaraba inconstitucional el primer estado de alarma durante la Covid. Aquello sí que afectaba a todo un país y no solo a una comunidad. Y por aquel entonces el voto particular de la magistrada Balaguer señalaba que la sentencia «generaba más inseguridad jurídica de la que intentaba combatir». Y Conde-Pumpido señalaba que se creaba «un grave problema político y sanitario, al desarmar al Estado contra las pandemias, privándole del instrumento que la ley determina expresamente para hacer frente a las crisis sanitarias, que es el estado de alarma». Estoy convencida de que sin este precedente jurídico, y que sin la campaña durante años de «el Gobierno central es una dictadura», las decisiones adoptadas hubiesen sido otras y más rápidas.
«Solo el pueblo salva al pueblo». Sí, pero con matices. Porque cuando desinformas creas antipolítica y desorden. Justo cuando tienes que unir y no separar. El pueblo es el que está en las calles limpiando y sobreviviendo. Pueblo es también su funcionariado, el que trabaja para el Estado: bomberos, militares, policía… a los que se ha señalado como comodones y de sobrecosto para el Estado. Lo que no es pueblo salvando al pueblo es justo los que prenden la mecha de bulos para crear caos, bronca y enfrentar. Porque a la ultraderecha y al fascismo no le importa nada el pueblo ni lo público, solo destruirlo. Y toda esta gente impide que hablemos de lo que se necesita: luz, casa, gas, trabajo, asistencia psicológica, apoyo a las personas dependientes, enfermas, trabajadores, pensar en las víctimas de violencia de género controladas por sus agresores o la violencia infantil aún más vulnerable más expuesta que nunca.
Los medios y las redes. Y aquí el fondo de todo este lodazal. Por un lado, medios sin ética profesional que fichan a activistas y agitadores estrellas que no son periodistas pero que aprovechan para ir de reporteros y vender basura informativa. Medios que ignoran a expertos y a fuentes acreditadas porque les interesa ser, más que periodistas, portavoces políticos para hacer propaganda. Por otro, redes propagando bulos para confundir en las necesidades y para crear angustia sobre desaparecidos y muertos. Influencers que no tienen ni idea de las fuentes, ni de competencias, ni de cómo funciona el Estado, pero que quieren foco, que quieren aparentar que saben de todo, que han usado sus perfiles solo para desinformar, para crear odio y para desear muerte a políticos. Dais vergüenza. No tenéis que opinar de todo y si un día no creáis un post en Instagram no pasa nada. La gente puede vivir sin vuestra opinión sobre algo de lo que no sabéis. Básicamente, porque no aportáis nada. Y otro apunte. Políticos, hablen y comuniquen con la verdad. Y aquí Óscar Puente lo hace de 10. Porque cuando no lo hacen y dejan dudas, incertidumbres e incertezas solo dejan espacio a que esos huecos los rellenen los profesionales del bulo.
En resumen, hay una DANA que hemos visto pero hay otra que es una DANA desinformativa, que arrasa la democracia, que invade con bulos, que arrastra el conocimiento y que solo deja un lodazal de mentiras, odio y desprecio. Sí, todo esto es resultado de una cadena de mentiras desde hace años. De los desinformadores del cambio climático, de la democracia, de la antipolítica, de la buena información. Porque no aportan soluciones, las bloquean. Toda una panda de irresponsables que piensan que informar mal es un mal menor, cuando es el mal máximo y el origen de toda una catástrofe. Toda una panda de irresponsables que solo gana desinformando porque sus vidas sí que no están en peligro. Son solo los buitres que se forran del dolor.
*Periodista española