FRANCESCO MANETTO*
El País
Los mexicanos eligieron el domingo a la primera presidenta de la historia del país. Esa opción era un hecho incluso antes de la votación, ya que se disputaban el triunfo dos mujeres. Claudia Sheinbaum no se limitó a ganar, sino que arrasó con un resultado sin precedentes que supera en cinco millones de votos el que logró su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. También ese escenario estaba ya anunciado desde hace meses por todas las encuestas rigurosas, sin excepción, y anticipado por un clima que se respiraba fuera de las burbujas. Sin embargo, tras el cierre de las urnas comenzó el ruido, como siempre amplificado por las redes sociales. Sus efectos en ningún momento enturbiaron seriamente la noche electoral; más bien derivaron en una abracadabrante narrativa en la que los mensajes de la oposición chocaban con las previsiones y sobre todo con los hechos. Es decir, con el escrutinio. El propósito, aun sin asideros, era sencillo y consistía en sembrar las dudas sobre Sheinbaum, antigua jefa de Gobierno de Ciudad de México, política de izquierdas y científica. Y su contrincante, Xóchitl Gálvez, abanderada de la alianza de fuerzas tradicionales (PRI, PAN y PRD), fue la principal encargada de difundir esa especie.
“¡Hoy no te duermas! Mantente atento y despierto”, lanzó Gálvez en su perfil de X pasadas las diez y media de la noche. A esa hora el Instituto Nacional Electoral (INE) ya había retrasado en dos ocasiones la divulgación del conteo rápido, una proyección sin apenas margen de error habitual en todos los comicios. Pasaron unos minutos y la candidata opositora siguió: “Los votos están ahí. No permitamos que los escondan”. Hubo dos mensajes más en esa línea, con miles de réplicas en la red social de Elon Musk. Primero, insistió: “Quieren que te vayas a dormir creyendo que te ganaron. Mienten como siempre”. Y después continuó con la publicación de la foto de los resultados de su colegios electoral, donde resultaba ganadora por amplia mayoría. Gálvez perdió, en realidad, por más de 30 puntos frente a su rival de Morena.
A pesar del desconcierto que generó esta estrategia, se trataba de una operación coordinada. A la candidata opositora se sumaron dirigentes como el líder del PAN, Marko Cortés, y el aspirante del mismo partido en la capital, Santiago Taboada. “¡Ganamos juntos la Ciudad de México! Llegó el momento de construir juntos la ciudad más segura de todo el país”, escribió el joven político, derrotado por Clara Brugada, también de Morena. Bajo la etiqueta #ElCambioLlegó se multiplicaron aseveraciones más próximas a la fantasía que a la realidad. ¡Por voluntad del pueblo de México, Xóchitl Gálvez será la próxima presidenta de la República!”, aventuró el presidente del PRI, Alejandro Moreno. El exmandatario panista Vicente Fox fue más allá al afirmar que se había caído el sistema informático, una alusión que en México remite a 1988, cuando sí se cayó el sistema de cómputo y Carlos Salinas de Gortari se impuso al izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas.
Todos estos menajes se quedaron, en cualquier caso, en una mera puesta en escena. Y cuando la autoridad electoral ofreció finalmente, al filo de las doce, los datos del escrutinio rápido, la oposición reconoció el resultado. “Ser su candidata ha sido el honor más grande de mi vida. Siempre contarán conmigo como una guerrera que luchará por un país en el que se respete la vida, la verdad y la libertad”, concedió Gálvez.
No obstante, el lunes, después de que Sheinbaum hiciera un llamamiento a la convivencia e hilara un alegato en defensa del derecho al disenso, la aspirante del PRI, PAN y PRD volvió a las insinuaciones. “Sé que hay mucho desconcierto y muchas dudas. Sé que los resultados nos causan sorpresa […]. Hoy más que nunca debemos defender nuestra democracia. Somos la resistencia y debemos hacer lo que nos toca: defender México del autoritarismo y el mal gobierno”. Este mensaje servirá a Gálvez para argumentar alguna impugnación y quizá arañar algún escaño en el Congreso. El resto, como el discurso sobre el autoritarismo que fue uno de los leitmotiv de la campaña, quedó derrotado en las urnas.
*Editor de EL PAÍS América.