En el marco de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (FILUC) 2024, fue presentado el libro «Rufino Blanco Fombona, el poeta armado, 1874-1944», obra del político y abogado carabobeño Antonio Ecarri Bolívar.
El libro “es una exploración singular de uno de nuestros autores más singulares”, ha escrito Guillermo Cerceau. “Comienza con un prefacio que además de una introducción al tema, es un ensayo original sobre el Madrid en el que vivieron el historiador y el historiado, claro está, en tiempos muy distante entre sí. Ecarri nos pasea por un Madrid que existe en dos tiempos simultáneos, ese Madrid que recorrió Rufino Blanco Fombona pero también una procesión de estrellas de la literatura hispanoamericana -y de otras latitudes- ,una ciudad en la que coexisten los siglos, desde aquel que cobijó a Lope de Vega hasta el que sirve de morada temporal a nuestro autor, con una larga lista de celebridades entre estos dos extremos que hicieron de la literatura en castellano, tanto de la península como de sus antiguas colonias, una de las más ricas, extensas y prodigiosas del universo de las letras”.
Rufino Blanco Fombona (Caracas, Venezuela, 17 de junio de 1874-Buenos Aires, Argentina, 16 de octubre de 1944) fue un escritor, diplomático y editor venezolano, figura destacada del modernismo literario. Inició estudios de Derecho y Filosofía en la Universidad Central de Venezuela, pero decidió ingresar en la Academia Militar y con apenas dieciocho años intervino en la Revolución Legalista (1892) y ese mismo año fue nombrado cónsul en Filadelfia. Allí empezó a cultivar la poesía y a su regreso a Caracas en 1895 participó en las revistas El Cojo Ilustrado y Cosmópola. En 1899 aparece en Caracas Trovadores y trovas, una mixtura de versos y prosas que es su primer libro. Siguieron Cuentos de poeta (1900), Cuentos americanos (1904) y Pequeña ópera lírica (1904), un libro de versos ya maduro cuyo prólogo está firmado por Rubén Darío, pues, en efecto, se inscribe dentro de la estética del modernismo, aunque luego se orientará más bien hacia el postmodernismo. Reimprimió parte de sus versos en edición bilingüe (Au-delà des horizons. Petits poèmes lyriques (París, 1908).
Blanco Fombona vivió en París (1910-1914) y luego en Madrid (1914-1936) en un periodo de su vida especialmente fértil en aspectos literarios. Comenzó con el libelo antigomecista Judas capitolino (1912); los poemarios Cantos de la prisión y del destierro (1911) y La lámpara de Aladino (1915). A estos libros siguieron publicó el Cancionero del amor infeliz (1918) con motivo del trágico suicidio de su joven esposa, Carmen Casanova, que se había enterado de su infidelidad; más adelante, dio a la imprenta los libros de relatos Dramas mínimos (1920) y Tragedias grotescas (1928), y las novelas La mitra en la mano (1927), La bella y la fiera (1931) y El secreto de la felicidad (1933). Asimismo, dirigió durante casi veinte años la Editorial América. Sus amigos de España e Hispanoamérica lo propusieron sin suerte en 1925 al Premio Nobel de Literatura y, opuesto a la dictadura en España de Miguel Primo de Rivera, con el apoyo de los republicanos del Partido Radical, fue nombrado a su caída gobernador civil de las provincias de Almería (1933) y Navarra (1933-34). Al regresar a Venezuela ingresó en la Academia Nacional de la Historia (1939) y fue nombrado presidente del estado de Miranda (1936-1937) y ministro plenipotenciario de Venezuela en Uruguay (1939-1941). Luego intentó no inmiscuirse otra vez en política: se dedicó a investigaciones históricas, a la poesía y a escribir su Diario (de cerca de un millar de páginas y publicado en tres partes: Diario de mi vida. La novela de dos años (1904-1905) 1929; Camino de imperfección, 1933, y Dos años y medio de inquietud, 1942). El último libro de Rufino Blanco Fombona, antes de morir de un ataque al corazón durante un viaje a Buenos Aires en 1944, fue de poesía: Mazorcas de oro, una recopilación de sus viejos poemas con algunos nuevos añadidos.
Antonio Ecarri Bolivar “tenía una doble deuda moral con Rufino Blanco Fombona; por un lado, la memoria del padre de Antonio, que sentía gran admiración por el escritor y le termino contagiando a su hijo esa pasión por las letras y el coraje político del venezolano” … ha escrito Ricardo Bello en el prólogo de la obra. “Antonio Ecarri Bolívar analiza en su libro los enfrentamientos mortales del autor de La americanización del mundo con sus adversarios literarios o políticos, pero el respeto y delicadez que muestra ante una de las voces más importantes del modernismo literario español, servirá para que aprendamos a reconocer una figura importantísima en la literatura de nuestra lengua, y también para darnos cuenta de que se puede ser político y escapar de la perversión de la mentira”.