Este domingo 2 de junio, se celebran las elecciones en México, las más grandes de su historia con más de 98 millones de ciudadanos llamados a las urnas para elegir a su nuevo presidente, entre otros 20.000 cargos públicos.
Estas elecciones están marcadas por una serie de particularidades, entre ellas la posibilidad de que, por primera vez en la historia del país, una mujer sea elegida para la presidencia. Además, la campaña electoral se ha visto empañada por un clima de violencia sin precedentes, que ha cobrado la vida de numerosos candidatos y funcionarios.
Campaña electoral envuelta en violencia:
Estos comicios se han caracterizado por la violencia que vive México durante el periodo electoral. En Chiapas, estado del sur del país, más de 100 centros de votación no abrirán debido a la inseguridad. El Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) suspendió las votaciones en los municipios de Chicomuselo y Pantelhó por motivos de seguridad.
La violencia también ha cobrado vidas. Sobre esta violencia sin precedentes, el Gobierno reconoció el 28 de mayo el asesinato de 22 candidatos, pero organizaciones independientes dan cuenta de una cifra más alta: Data Cívica, con 31 reportados; Causa Común, con 32; y 34 de acuerdo con la consultora Integralia, que sube la cifra a cerca de 250 homicidios políticos al incluir a asesores, funcionarios, familiares y víctimas colaterales.
Posibilidad de una mujer como presidenta de México:
Una de las mayores particularidades de estas elecciones es la posibilidad de que México tenga por primera vez a una mujer como jefa de Estado. Hay tres opciones de aspirantes a la presidencia que están entre los favoritos en las encuestas.
La primera opción la representa Claudia Sheinbaum, de 61 años, sucesora del presidente Andrés Manuel López Obrador, favorita en todas las encuestas con sobrada ventaja para convertirse en la primera mujer que ocupe el sillón presidencial no solo en México, sino en toda Norteamérica.
La segunda, Xóchitl Gálvez, de la misma edad, encarna las aspiraciones de la coalición opositora, que reúne a los dos partidos históricos del país, el Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), junto al minoritario PRD, un cóctel de ideologías para enfrentar el empuje de Morena, y los sondeos insisten en que ni así lo van a conseguir.
Para quien no guste de ninguno de los grandes bloques, queda una tercera vía, de posibilidades escasas, Jorge Álvarez Maynez con Movimiento Ciudadano, que ha rechazado unirse a la oposición y tratará de conquistar por libre el voto joven, con especial énfasis en la infancia. En los últimos días, legislar a favor del consumo de marihuana y del aborto se han convertido en sus señas de identidad, aunque ambas prácticas están ya despenalizadas por la Suprema Corte.
El voto joven y la esperanza de un futuro más igualitario:
México ha logrado en este sexenio reducir la pobreza, que todavía afecta de forma moderada o extrema al 36% de una población de 126 millones de habitantes. Sus datos de criminalidad, sin embargo, no han logrado descender lo suficiente para abrir espacio a la esperanza: más de 30.000 muertos al año. Pobreza y violencia han sido las dos claves de la campaña que comenzó el 1 de marzo.
A pesar de la violencia, millones de mexicanos se preparan para ejercer su derecho al voto y decidir el futuro del país. La posibilidad de tener una mujer como presidenta y la alta participación de votantes jóvenes generan un clima de expectativa por un cambio hacia un futuro más igualitario.
Las elecciones en México de este domingo representan un momento crucial para México, donde la esperanza de un nuevo rumbo se enfrenta al desafío de la violencia y la búsqueda de un futuro más seguro y próspero.
Con información de France24, EFE, Telegraph.
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