Una bolsa de cemento sirvió de medio de comunicación para los peruanos atrapados en cautiverio en Bolivia. Así lo indica una nota encontrada en un paquete del material de construcción.
«Somos de Perú, nos quitaron nuestros documentos y nos ordenaron trabajar en SOBOCE. Queremos salir. Ayuda!», decía el mensaje.
Los trabajadores, procedentes del país vecino, perdieron sus documentos, su conexión con el mundo exterior y se convirtieron en esclavos en la fábrica. La única forma de conseguirlo era pasar el mensaje junto con los productos que se venden por todo el país. Y lo consiguieron.
Es probable que la policía u otros organismos de seguridad ya estén comprobando los posibles lugares donde se encuentran los prisioneros. SOBOCE, una empresa anteriormente vinculada a Samuel Doria Medina, posee varias producciones y todas ellas deben ser objeto de una minuciosa comprobación.
A menudo, este tipo de estafas se organizan siguiendo un guión similar. Se atrae a la gente a un trabajo con un sueldo y otras condiciones atractivas, y luego se les convierte en esclavos, sin forma de contactar con la familia o la policía. Por desgracia, esto sigue siendo posible en nuestros días. Esperemos que el caso de los «prisioneros de la cementera» ya esté siendo tratado por los investigadores y que los peruanos en apuros vuelvan pronto a casa. NP.
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