Adultos mayores han tenido que incursionar en la economía informal para sobrevivir.
Ya es común encontrar en calles y avenidas de Valencia, capital del estado Carabobo, personas de la tercera edad vendiendo mercancía en puestos improvisados.
La crisis socioeconómica que atraviesa el país ha hecho que la pensión que reciben no sea suficiente para cubrir sus necesidades básicas.
Por ello, se ven obligados a dedicarse a la economía informal, vendiendo una variedad de productos nuevos y usados en buen estado.
Desde ropa y zapatos hasta artículos de ferretería, deportivos, electrónicos e incluso verduras. Estos trabajadores ofrecen mercancía a precios muy accesibles, que van desde 3 hasta 5 dólares por zapatos o vestimenta.
Uno de los lugares más emblemáticos donde se concentran para ofrecer la venta de enseres es la avenida Las Ferias, ubicada al sur de Valencia, en la región central de Venezuela.
Los testimonios de estas personas son conmovedores y revelan la dura realidad que enfrentan y la capacidad de resiliencia que tienen.
Carlos Alberto Vivas, de 69 años, es abogado y pintor (artista plástico), además de vendedor de libros usados, tiene la habilidad y destreza para dibujar paisajes y retratos por encargo a costos muy bajos.
Por su parte, Carlos Mendoza, también de 69 años, trabajó 27 años como pintor latonero. Con 5 hijos y varios nietos, lleva más de 20 años vendiendo de todo un poco en la esquina del semáforo de la Fundación Mendoza. Mencionó que cada vez que reúne 100 dólares, va a los mercados chinos y compra mercancía nueva y también usada a otras personas, para reabastecer su pequeño negocio.
Otro caso es el de los esposos Yasmilba Fernández Urbina y Arcadio Mejías, quienes reparan relojes y zapatos y además venden café. Ellos muestran la realidad de estos trabajadores. Llevan más de 5 años ofreciendo sus servicios en este lugar, (a pocos metros de la estación Las Ferias del Metro de Valencia y del colegio Manuel Rodríguez Vázquez).
José Mijares, de 68 años, es comerciante jubilado y ha criado a 28 hijos, tiene una venta de verduras, ropa usada y otros artículos y comenta que a su edad ya no le dan trabajo y se siente olvidado.
Todos coinciden en que la crisis es fuerte pero que tienen que salir adelante y sobrevivir de alguna manera..
La situación de estas personas plantea una reflexión sobre el cuidado y la seguridad social que se brinda a la población mayor, y la urgencia de buscar soluciones que les permitan vivir sus años dorados con tranquilidad y dignidad.
Fotos de Jacinto Oliveros / @jacin44