Desde un caserío de la zona alta rural, en Aroa, Yaracuy, familiares y amigos de un hombre tuvieron que bajar su cadáver, en brazos y cubierto en sábanas, porque no había dinero para el funeral, ni gasolina para trasladar el cuerpo.
Hasta ahora solo se sabe que el nombre del fallecido era Simón. Se desconocen las causas de la muerte.
Con tristeza vieron habitantes del pueblo de Aroa esa situación que demuestra la crisis por la que atraviesan familias venezolanas.
Fue más de una hora de recorrido a pie que debieron hacer sus dolientes para llevarlo al cementerio de Aroa.
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Trascendió que al llegar al pueblo lograron que les gestionaran una urna y la fosa para proceder al entierro.