Portugal celebró este domingo sus terceras elecciones generales en tres años, en un contexto de creciente fragmentación política que dificulta la búsqueda de consenso en temas nacionales urgentes como inmigración, vivienda y costo de vida.
A pesar de las esperanzas, existe la posibilidad de que la votación no ponga fin al período de inestabilidad política que afecta al país de la Unión Europea. De hecho, las encuestas sugieren que el resultado podría generar otro gobierno minoritario, manteniendo la incertidumbre.
«Lo que indican las encuestas es que no habrá grandes diferencias respecto a los resultados de las últimas elecciones», afirmó Marina Costa Lobo, investigadora principal del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa. En consecuencia, se anticipa un complejo proceso para construir alianzas políticas en el Parlamento.
Históricamente, la política portuguesa ha estado dominada por dos partidos principales: los Socialdemócratas de centroderecha y el Partido Socialista de centroizquierda. Según las proyecciones, ambos partidos se perfilan como los principales ganadores en esta nueva contienda electoral.
Leer más: