La fumata negra volvió a ondear este jueves desde la chimenea de la Capilla Sixtina, indicando que las dos nuevas rondas de votación celebradas durante la mañana en el cónclave papal no lograron producir un sucesor para el papa Francisco.
El humo oscuro, visible alrededor de las 11:50 de la mañana, hora local, señaló el término de la segunda y tercera votación sin que ninguno de los 133 cardenales alcanzara la mayoría de dos tercios necesaria, equivalente a 89 votos.
Tras este resultado no concluyente, los purpurados regresaron a sus residencias dentro del Vaticano para el almuerzo, manteniéndose en el aislamiento protocolario. Se espera que retomen las votaciones por la tarde, con la posibilidad de realizar hasta dos escrutinios adicionales.
La primera votación del miércoles, que se extendió más de lo anticipado, también concluyó con una fumata negra alrededor de las 9 de la noche, generando diversas especulaciones sobre las razones de la demora en la emisión y el conteo de los votos por parte de los 133 cardenales.
Si bien algunos cardenales habían manifestado su esperanza de un cónclave breve, la realidad apunta a que se requerirán varias rondas de votación para que un candidato logre el respaldo necesario para convertirse en el pontífice número 267 de la Iglesia Católica.
Las Votaciones hasta Ahora
Históricamente, los cónclaves del último siglo han necesitado entre tres y catorce votaciones para alcanzar un resultado. Ejemplos notables incluyen la elección de Juan Pablo I en la cuarta votación en 1978 y la de su sucesor, Juan Pablo II, en la octava. Francisco fue elegido en la quinta votación en 2013.
Los cardenales iniciaron el miércoles por la tarde este rito secreto con siglos de antigüedad, en un ambiente cargado de solemnidad. El cardenal Pietro Parolin, de 70 años y ex secretario de Estado bajo el pontificado de Francisco, asumió un papel central en la dirección de los procedimientos como el cardenal elector de mayor rango menor de 80 años.
Mientras tanto, en la Plaza de San Pedro, miles de personas se congregaron para presenciar el inicio del proceso, aplaudiendo al cierre de las puertas de la Capilla Sixtina y el comienzo de la votación.
La espera se prolongó durante horas, con la chimenea como único punto de referencia visual en las pantallas. Tras la primera fumata negra, muchos expresaron su esperanza en la elección de un líder que pueda unificar a la Iglesia.
Los cardenales permanecen completamente aislados del mundo exterior, habiendo entregado sus teléfonos móviles. El Vaticano ha implementado medidas para inhibir las ondas de frecuencia en toda la ciudad-estado, buscando garantizar la incomunicación hasta la elección del nuevo Papa.
Leer más: