La rápida transmisión de una nueva variante del coronavirus, que según el ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, se encuentra «fuera de control», ha obligado al Gobierno del Reino Unido a establecer draconianas medidas que mantienen encerrados en casa a todos los habitantes de Londres, el sudeste y este del país, Gales y Escocia.
El nivel 4 de riesgo, que implica el cierre perimetral y la paralización de toda actividad no esencial, estará en vigor al menos dos semanas, desactivando por completo la Navidad. «Vamos a salir adelante pero nos esperan meses difíciles», admitió Hancock.
«Necesitamos controlar la nueva variante reduciendo el contacto social», advirtió, pidiendo a todos los que vivan en una zona de máximo riesgo que actúen «como si tuvieran el virus». Las nuevas medidas avanzan en esa dirección: imponen a la población un confinamiento domiciliario que solo se puede romper para hacer compras esenciales o realizar ejercicio. Los ingleses afectados deben trabajar desde casa cuando sea posible y solo pueden encontrarse en el exterior con una única persona. Está prohibido pernoctar en otra vivienda y viajar fuera de la zona delimitada y, también, del país.
El volantazo en los planes navideños del Ejecutivo de Boris Johnson obedece a una nueva amenaza, una variante del virus que, al parecer, tiene una capacidad de transmisión en torno a un 70 % mayor. El Reino Unido ya ha hablado con la Organización Mundial de Comercio (OMS) sobre esta nueva cepa, pero aunque los científicos han alertado de que es más infecciosa, de momento no hay pruebas de que pueda provocar más muertes o de que vaya a tener algún impacto en la efectividad de las vacunas ya desarrolladas.
El director científico del Gobierno, Patrick Vallance, indicó que esta variante -conocida como VUI 202012/01- pudo tener su origen en Londres o en Kent, al sureste inglés, en el mes de septiembre. «No solo avanza rápidamente sino que se está volviendo la variante dominante», advirtió. Con información de lavozdegalicia.es