La administración Trump amenazó a China con aumentar los aranceles a sus exportaciones hasta un 245 %, en un nuevo episodio de la guerra comercial entre ambas naciones.
Desde Pekín se habían suspendido las exportaciones de minerales raros e imanes en represalia a las medidas del Gobierno norteamericano. Estos componentes son esenciales para las empresas automotrices de todo el mundo; además de usarse en las áreas aeroespacial, militar y de semiconductores.
«Estados Unidos sigue dependiendo en gran medida de fuentes extranjeras, en particular de naciones adversarias, para obtener estos materiales esenciales, lo que expone la economía y el sector de defensa a interrupciones en la cadena de suministro y a coerción económica», reconocieron desde Washington.
De acuerdo a la administración de Trump, esta dependencia excesiva pone en riesgo las capacidades de defensa de los norteamericanos, además del desarrollo de infraestructura e innovación tecnológica.