La ciudad de Cali, la tercera más grande de Colombia, amaneció este miércoles con el comercio cerrado y ley seca, medidas ordenadas por la alcaldía tras una jornada de ataques terroristas. Las explosiones de tres motocicletas bomba en Cali dejaron dos muertos y 42 heridos, sumándose a un total de ocho fallecidos y 24 ataques registrados en el suroeste del país, atribuidos a disidencias de las FARC bajo el mando de alias ‘Iván Mordisco’.
Medidas de emergencia y refuerzo de seguridad
La alcaldía de Cali decretó el cierre de establecimientos comerciales desde las 9:00 p.m. del martes hasta las 6:00 a.m., además de una ley seca vigente hasta la medianoche de este jueves. La Policía informó que, además de los tres ataques en Cali, se registraron 21 atentados en varios municipios de los departamentos del Cauca y Valle del Cauca.
En respuesta a la escalada de violencia, la Gobernación del Valle del Cauca y la Alcaldía de Cali convocaron un consejo extraordinario de seguridad, al cual invitaron al presidente colombiano, Gustavo Petro. El mandatario llegará hoy a Cali para participar en una manifestación convocada por centrales obreras en apoyo a su propuesta de convocar una consulta popular para aprobar su reforma laboral.
«La situación de violencia y orden público que padecimos en Cali está ligada a la situación de orden público que está viviendo toda Colombia, por eso hacemos un llamado al Gobierno nacional para que tenga mayor contundencia contra los delincuentes y las disidencias de FARC», expresó el alcalde de Cali, Alejandro Eder, quien recibió anoche a cien nuevos policías para reforzar la seguridad de la ciudad.
Otras acciones y llamados a la acción
Entre las medidas adicionales tomadas por las autoridades se incluyen el reforzamiento del patrullaje policial, la declaración de alerta naranja en toda la red hospitalaria y una recompensa de hasta 600 millones de pesos (unos 143.300 dólares) por información que conduzca a los responsables de los atentados.
El alcalde Eder criticó la situación en Jamundí, un municipio vecino, donde también hubo explosiones y muertos: «No puede ser que en Jamundí (…) los delincuentes tengan sembradas 2.000 hectáreas de coca y ahí, en esas montañas, estén sentados muertos de la risa los delincuentes que mataron caleños y dejaron 40 personas heridas».
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