El expresidente sirio Bashar al Assad fue víctima de un intento de envenenamiento este fin de semana.
Quien hasta hace poco fuera depuesto a la fuerza de su cargo, presentó síntomas graves como dificultad para respirar y dolor abdominal.
Al Assad empeoró rápidamente hasta que los médicos pudieran estabilizarlo. Desde Moscú se dio la orden de no tratarlo en un centro médico, sino en su propia casa, donde vive en el exilio después de haber sido derrocado.
Tras practicarle pruebas de laboratorio, los profesionales de la salud determinaron que el antiguo mandatario sirio había sido envenenado.
La situación ha generado sospechas sobre la realidad que vive al Assad en la actualidad y su relación con el propio presidente Putin, quien le concedió asilo político luego de los hechos ocurridos en Damasco pocas semanas atrás.