En www.sandyaveledo.com recibimos una denuncia desde Yaracuy
A pesar de la captura de grupos de estafadores por redes sociales en el Zulia y, más recientemente, la de un hombre en el estado Sucre, dedicado a usar las redes sociales para atrapar a sus víctimas, las acciones de estas personas siguen, usando nombres como Ana, María Juan, Carlos entre otros para iniciar una conversación.
El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) capturó a Juan Javier José Fonten Salazar, de 28 años, quien utilizaba perfiles falsos en redes sociales para engañar a personas y ofrecerles diversos trámites, ante el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime).
El comisario Douglas Rico, director nacional del cuerpo detectivesco explicó, a través de su cuenta de Instagram, que el hombre empleaba Facebook e Instagram, con los nombres de los usuarios María Salazar y María Rodríguez.
Durante la aprehensión de Fonten, se logró incautar un teléfono Xiaomi y una laptop Canaima, y el caso fue puesto a la orden de la Fiscalía de Flagrancia del Ministerio Público.
Las estafas son en todo el país
Al mismo tiempo que se procesaba esta información, recibimos en www.sandyaveledo.com una denuncia desde Yaracuy. Antonio González recibió un mensaje de texto. Primero decía que era Carlos, como no recibió respuesta insistió escribiendo que era “Ana”.
Casualmente, un familiar de Antonio con ese nombre recién se había ido para Colombia, por lo que le respondió y se inició la conversación. Al ver que Antonio preguntaba muchas cosas personales, “Ana” fue directo al grano y le dijo que estaba vendiendo unos dólares porque necesita comprar unas cosas.
Antonio le dijo que no tenía dinero pero que podía preguntar entre sus amigos, pero preguntó cómo le haría llegar los dólares si ella estaba fuera del país, cuando le respondió que por zelle generó su curiosidad, pues lo último que sabía de su familiar era que estaba sin trabajo.
De inmediato llamó a su hermana que vive en la ciudad y “está más informada”. Ella le advirtió de las estafas y le aconsejó que bloqueara el número. Fue un afortunado. Su hermana indagó y no era Ana la que conocían la que escribió.